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Cómo relacionarse bien con las experiencias desagradables

Entrada de blog: Cómo relacionarse bien con las experiencias desagradables

La transformación de las experiencias negativas no se realiza simplemente mediante un pensamiento positivo. Es más bien una actitud sincera de aceptar y comprender. No es nada fácil, pero con la práctica se puede conseguir. Por “suerte”, en la vida se producen suficientes situaciones desagradables para practicar, dándonos la oportunidad de mejorar nuestra resiliencia. Esta práctica es lo que algunos llaman el sufrimiento eficaz.

¿Qué es el sufrimiento eficaz?
Consiste en desarrollar la “capacidad para relacionarse adecuadamente con el dolor”, sosteniendo la tensión que produce y otorgándole un significado positivo. En cierto modo, es aprovechar la energía emocional provocada por experiencias negativas. Con la práctica, esta actitud suele producir más confianza y comprensión hacia los demás, así como una mayor capacidad de respuesta y flexibilidad mental. Esto es muy diferente del sufrimiento autoflagelador que nos enseñó la religión formal.

En una experiencia desagradable coexisten dos elementos importantes: por un lado el sentimiento o estado emocional que produce; por otro lado el pensamiento o significado que damos a dicha experiencia. Cuando un sentimiento es muy fuerte, se bloquea la capacidad de pensar y uno puede quedar absorbido por el dolor. Pero a medida que la intensidad del dolor empieza a disminuir (y siempre lo hace), llega el momento de actuar con la mente, generando curiosidad y aceptación (en lugar de rabia y miedo).

Ese dolor emocional intenso -que es casi dolor físico-,  en un nivel profundo y sutil es simplemente energía. La mente puede ser capaz de dominar y transformar esa energía. De ahí surge la fuerza que da el sufrimiento. 

¿Acaso se puede ser fuerte sin enfrentarse a dificultades o resistencias?
Y puesto que es inevitable enfrentarse a experiencias desagradables, ¿no resulta más inteligente aprender a sacar provecho de ellas?